En Chile
La cerveza llegó a nuestro país con el comercio proveniente de Europa, en tiempos de la Independencia. Registros de la viajera María Graham indican que en 1822 ya existía una “bien montada cervecería ubicada en “La Chimba”.
En 1825 se instaló la primera cervecería de Valparaíso, impulsada por Andrés Blest, cuyas cervezas también se distribuían en la capital. El estreno de la cerveza “en sociedad” se dio con motivo de la fiesta que los santiaguinos ofrecieron en 1840, a los vencedores de la batalla de Yungay. La historia cuenta que un año después, durante el evento con que se celebró el triunfo presidencial de Manuel Bulnes, los comensales bebieron 432 botellas.
Pero la “masificación” cervecera comenzó a darse a mediados del siglo XIX, cuando el producto llegó a varias regiones del país. En la V Región, comenzó a funcionar la fábrica de cerveza de Joaquín Plagemann, en 1850, y un año después entró en operaciones la de Carlos Anwandter en la X Región, quien en 1869 obtuvo el Primer Premio en la Exposición de Agricultura de Santiago, por la calidad de su producto. Su fábrica se mantendría en funcionamiento por casi un siglo, hasta el violento terremoto que en 1960 sacudió Valdivia.
En 1889 la cervecera de Plageman se fusionó con la “Fábrica de Cerveza de Limache” y nació la “Fábrica Nacional de Cerveza”, que en 1902 se convirtió en Compañía Cervecerías Unidas (hoy, CCU).
En 1896 José Fischer levantó en Punta Arenas la planta de cerveza más austral del mundo (actual Cervecería Austral S.A.) y que sigue funcionando hasta hoy en el mismo lugar.
En 1916 la familia Chadwick fundó Malterías Unidas (ahora Maltexco), el principal proveedor de cebada malteada y productos derivados para la fabricación de cerveza. La empresa cuenta en la actualidad con dos modernas plantas en Santiago y Temuco.
En 1990 se inició la construcción de la planta Embotelladora Cervecería Chile, propiedad del Grupo Quinsa, ubicada en Quilicura, Región Metropolitana. A fines de 1991 la planta inició la producción y embotellado de sus primeros productos con la más moderna tecnología cervecera.
En 1997, y en el garaje de su propia casa, Armin Kunstmann decidió retomar la historia de la cerveza de Andwandter y, junto a su señora e hijos, creó la Sociedad Cervecera Valdivia Ltda. En mayo de 2002, CCU se asoció en la propiedad de Kunstmann, cuya cerveza se elabora en su planta del sector Toro Bayo, en la ciudad de Valdivia.
En 2002 surgió la Asociación de Productores de Cerveza de Chile AG (ACECHI).
A principios del nuevo milenio varios emprendedores se lanzaron a la aventura de elaborar cervezas, todos ellos luego de conocer este producto en el exterior y querer ampliar el mercado en Chile. Así, en 2003 comenzó a escribirse la historia de Szot y de Kross, en 2007 la de Tübinger y un año después la de Guayacán. Una década más tarde, existen más de 500 cervecerías artesanales en Chile, esparcidas por todo el territorio nacional.
En el mundo
Si bien no existen registros fidedignos sobre orígenes exactos de la cerveza, se han encontrado restos de bebidas preparadas de manera similar –aparentemente con raíces y cereales –hace más de 100 mil años.
Hacia el 5.000 A.C. en Mesopotamia, los sumerios desarrollaron un brebaje equivalente a la cerveza conocido como “siraku” y que era obtenido por fermentación de granos. De hecho, arqueólogos han recuperado tablillas escritas en sumerio que dan cuenta de la elaboración rústica de la cerveza. En ellas se puede leer: “Se cuece pan, se muele en migas, luego se prepara una mezcla con agua y se logra una bebida que hace a la gente alegre, extrovertida y feliz”.
El Código de Hammurabi (S.XVII AC) incluía un apartado en el que se reglamentaba la fabricación y consumo de cerveza, incluso consideraba multas hasta la pena de muerte (ahogados en sus propias barricas) para los taberneros que no cumplieran con la calidad del mosto o excedieran el precio razonable de la bebida.
En Egipto, los faraones acostumbraban beber cerveza desde la infancia, ya que se la consideraba alimenticia y medicinal. Fueron ellos precisamente quienes le introdujeron sus característicos componentes: lúpulo y malta, con lo que le otorgaron mayor acidez, aroma y sabor.
Según la leyenda, la Diosa Osiris, para proteger a los hombres, dio de beber cerveza roja –la que aparentaba sangre humana – a la leona Semjet, la que había sido enviada por el Dios Ra (suprema divinidad) a devorarse a los hombres por sus rebeliones. Sin embargo, después de embriagarse y devorar a más humanos de los imaginables, se transformó en la Diosa Hator, deidad de la danza y la música.
Los egipcios fueron los primeros en introducir en la cerveza innovaciones como la preparación de la malta, nuevos aromas y tonos empleando miel, jengibre, azafrán y comino, para agregarle textura, sabor y color a la bebida. Los arqueólogos han encontrado restos de cervezas en las tumbas de faraones.
La cerveza vivió su mayor desarrollo durante la Edad Media, cuando llegó a Europa y los monjes asumen su producción, guardando celosamente el secreto de su receta. Entonces la denominaron “cerevisa monacorum”, y le dieron su denominación de origen.
En 1516, el Duque Guillermo IV de Baviera oficializó una ley en la que se definían los ingredientes de la bebida: agua, cebada malteada y lúpulo. Esta se conoce como la Ley de la Pureza o Reinheitsgebot.
Pero la mayor transformación se gestó en tiempos de la Revolución Industrial, cuando diversas fábricas empezaron a utilizar sistemas de conservación en frío, lo que le permitió al producto tener una mayor resistencia a los cambios climáticos, y así mantener por más tiempo su aroma, sabor y calidad.
Fuente:
Jackson, Michael, “El Libro de la Cerveza”, Barcelona, 1994.
Verhoef, B., “Enciclopedia de la Cerveza” Madrid, 2000.
Orígenes de la cerveza, www.elhistoriador.es/cerveza